Al nacer, uno llega al mundo como el animal que es. Sin saber, sin leer, sin escribir, etc. Solo con el instinto de supervivencia que se ve reprimido con los avances médicos, al punto de que actualmente seria improbable que alguien no naciera en un hospital.
El deseo primario al nacer es el hambre. Según Ernst Simon Bloch (Geist der Utopie y Das Prinzip Hoffnung) es este vació el primero que se debe satisfacer, este deseo es el que permite descubrir e ir en búsqueda del mundo. Este impulso humano, también es un impulso utópico, desde el punto de vista de querer transformar la realidad para beneficio propio.
Claramente según el contexto histórico, nuestras necesidades cambian. Tal como lo explica Bloch.
Es bajo este contexto que el concepto de cultura implica una suma importancia. Yo concibo la cultura solo como una falsa careta para saciar necesidades que no tienen que ver ni con el bien, ni con el mal. Es por este motivo que muchos apuntan a la cultura como el responsable de suprimir los impulsos humanos. Cuando esta represión de impulso utópicos y humanos son exagerados, se producen patologías que superan a la persona normal (como el stress y diferentes tipos de depresiones).
Esta necesidad de salir del yo mismo por saciar el deseo de hambre, ha permitido reconocer que toda acción humana debe ir acompañada de un sentido basado en un deseo. Es decir que para que alguien que trabaja, ese trabajo se transforma en un deseo directo o indirecto. Esto lo digo, ya que en la actualidad el trabajo se concibe como un método para generar dinero, que permita saciar otros deseos y no un deseo de trabajo en si mismo.
Bajo estos dichos, solo puedo declarar al futuro como una vitrina de todos los deseos no satisfechos.
Quizás una buena forma de enfocarse en la vida, es encontrar estos deseos y tratar de satisfacerlos de la manera mas completa posible.